Ponencia elaborada por:
Tatiana Calle
Laura Cárdenas
Isabel Echeverry
Sara Londoño
Carolina Ricaurte
¿GOBERNADOS O MANIPULADOS?
A lo largo de la historia humana, se han establecido
relaciones de cercanía e interacción entre las personas con el fin de
satisfacer las necesidades propias y colectivas en aras de mejorar las
condiciones de vida; como consecuencia de ello ha surgido la iniciativa de
constituir diferentes leyes, formas de organizar las comunidades, de
oficializar instituciones y autoridades que orienten los destinos individuales
y sociales de tal manera que le permitan al hombre la convivencia civilizada,
el alcance de sus propósitos y el desarrollo suficiente del intelecto para
apropiarse de las bondades de la naturaleza, la ciencia, el arte, la tecnología
y todas las áreas del conocimiento. En este sentido se evoca a Hobbes quien
afirmó: “Sin gobierno no hay civilización, ni agricultura ni comercio, ni
ciencia ni arte. La vida sería un estado de guerra de todos contra todos”
(Hobbes en Papineau, -). Cabe entonces que como ciudadanos de la aldea no sólo
local, sino de la aldea global se motive a una reflexión más profunda sobre las
razones pertinentes que justifican un gobierno, y así estar conscientes del
riesgo de que éste exista única y exclusivamente por la fuerza de la tradición
o por razones poco convenientes.
La instauración de modelos de dirección y de personas que
ejerzan la orientación del conglomerado se evidencia como algo necesario, no
obstante es una tarea difícil si se considera que el ejercicio político ha de
ejercerse como autoridad-servicio, que debe estar buscando siempre el bien
común y que además requiere conocimiento y habilidad, como lo sustentara Platón
en la República: “La única condición válida para llegar a ser gobernante es la
de contarse entre los mejores o los más sabios”
En ese orden de ideas y de acuerdo con la temática motivo de
atención en el evento, se establecen dos categorías:
a. Razones convenientes para
gobernar.
b. Razones no convenientes para gobernar.
a. La primera razón válida que se aduce para gobernar es la “necesidad
de organización y orden social”, que se suple en la medida en que alguien competente,
confiable y corresponsable marque un referente de ubicación espacial,
cultural, histórica y un modelo de jerarquía en las relaciones interciudadanas
en el que se establezca claramente quien asesora y determina, quien acoge y
hace realidad lo que se ha determinado. Es oportuno así tener en cuenta lo que
Fernando Savater expresa: “la política debe buscar acuerdos, coordinación y
organización entre muchos, de lo que afecta a muchos” (Savater, 2006)
Aparece a la luz otra razón: el establecimiento de
convenciones inteligentes y en lo posible consensuadas y la difusión de leyes
que den equilibrio a la convivencia social, es bien sabido que a cada
persona le interesa satisfacer plenamente sus intereses, sus búsquedas y
aspiraciones, esto la conduce a que no siempre tenga una visión altruista del
mundo y de la realidad…Para avanzar, para crecer, para consolidar comunidad, es
necesario garantizar la defensa del principio universal que reza : “el bien
común prima sobre el bien particular”. Rousseau hacía alusión a este hecho
proponiendo la idea de: “Encontrar una forma de asociación que defienda y
proteja de toda fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y
por virtud de la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo
y quede tan libre como antes” (Rosseau, 2004).
Un motivo más es la elección de líderes que a través de un
pensamiento divergente construyan un proyecto de nación. Se requiere
sentido de pertenencia, conocimiento, tiempo, dinero y esfuerzo para visualizar
globalmente un territorio y a sus habitantes y en coherencia con su identidad,
establecer un proyecto de desarrollo micro o macro según el espacio gobernado.
Todo mandatario tiene la obligación imperativa de plantear esquemas de progreso
para sus gobernados, esquemas que contribuyan a un progreso que priorice el
capital humano y su dignidad por encima de otras posibilidades que siendo
halagadoras, mutilan al hombre y a su dinámica social.
Otro aspecto que convalida la existencia de un gobierno es la
oportunidad de contar con mediadores en los asuntos públicos, personas
con autoridad moral encargadas de defender los derechos humanos y la dignidad
del colectivo como fundamentos prioritarios de la ciudadanía y de la ética;
esta mediación no debe entenderse como instancia de fuerza o violencia, por el
contrario se les otorga poder para la conciliación, la concertación, los
acuerdos que armonicen las relaciones entre los pueblos y velen por la
transparencia en la gestión pública. Muy asertivamente lo manifestó Nozick:
“Los individuos tienen derechos y hay cosas que ninguna persona o grupo puede
hacerles. Estos derechos son tan amplios y terminantes que plantean qué pueden
hacer-de ser posible- el estado y sus funcionarios” (Nozick, 2012)
Se resalta también la “necesidad de contar con personajes
representativos que establezcan vínculos con otros estados sin perder la
autonomía y la singularidad”, gobernantes que inspiren credibilidad y que
sean capaces de establecer alianzas estratégicas o enmiendas necesarias en bien
de sus gobernados y de su territorio; a éste respecto William Ospina precisa:
“Nuestra única posible grandeza será identificarnos con la causa del mundo,
lejos de todo mezquino orgullo local y no erigirnos en paradigmas de ningún
tipo de superioridad. Ni la riqueza, ni el saber, ni la fuerza, ni la tradición
pueden ser instrumentos para excluir o acallar a los otros” (Ospina, 1994)
Finalmente, puede decirse que es útil un gobierno porque da
viabilidad a la sistematización de la historia, generalmente cuenta con las
formas de registrar y conservar la memoria colectiva y lo más sobresaliente del
imaginario común, es así como se perpetúa de algún modo la historia y la
cultura.
b. En el cruce de intereses, muchas veces más personales y
egoístas que comunitarios y solidarios, surgen razones y a partir de ellas se
aspira o se llega al acto de gobernar…Esto se da por aquello de que todas las
suciedades que el ser humano oculta, son también razones, como se ratifica en
la obra teatral: “Entre muros”, a raíz de ello puede concluirse que:
Hay en muchos, deseos de figuración y de poder y al
centrar la atención en el brillo personal se olvida e incumple el deber de
aportar a la iluminación colectiva; vista así, la misión de gobernar se aleja
totalmente de su propósito esencial, se desdibuja el sentido para el que fue
creada para convertirse en una satisfacción de la egolatría de uno o varios
individuos.
En diversos casos prevalecen los intereses personales a
nivel económico, desencadenando en el enriquecimiento ilícito, en las
estafas al estado por cuantiosas sumas de dinero y en la corrupción moral que
sacrifica la sobrevivencia de los más necesitados a favor de la supervivencia
de los opulentos. Aplica en este caso la aseveración de Smith: “No esperamos
nuestra cena de la benevolencia del carnicero, del vinatero o del panadero,
sino de que éstos miren por su propio interés” (Smith, 2001).
Existen también familias que por tradición permanecen en
el poder, lo que no da certeza de que cada generación de la estirpe, tenga
los atributos necesarios y suficientes para gobernar y se cae en la aceptación
subjetiva y pasiva de una autoridad poco efectiva, poco representativa y en una
dudosa fidelidad a círculos sociales prevalentes.
Sucede también que hay quienes gobiernan por ser los dueños
de grandes territorios o porque aspiran a la manipulación de las tierras y
sus pobladores, porque “tener, da poder”.
Vale la pena en este momento preguntar ¿Cuál es el perfil de
gobernantes que tenemos? ¿Cuál es el perfil de los gobernantes que necesitamos?
y ¿Qué tan virtuosos y sabios son los gobernantes contemporáneos?
En Colombia las razones para gobernar no están lo
suficientemente claras puesto que en un buen número de casos, cada gobernante
quiere satisfacer sus propias necesidades y los colombianos simplemente se han
“acostumbrado” a esperar que alguna de esas necesidades pueda convenir. Desde
el comienzo de los tiempos el poder Colombiano ha estado concentrado en pocas
manos con cierto estatus económico, brindando una lógica explicación a los
comportamientos actuales de corrupción y demostrando poco interés por el
progreso del pueblo, para que los únicos beneficiados sean siempre los políticos
y los adinerados.
A pesar de la existencia de esta política desigual y poco
incluyente, no es factible vivir en un mundo sin un sistema de gobierno dado
que, como lo dijo Aristóteles: “el hombre es un animal político por
naturaleza”. Los seres humanos necesitan estar “sometidos” a algún tipo de
poder del cual se espera que más que reprender y obligar a cierto fin, sea una
figura que de testimonio y recuerde la presencia de reglas naturales y normas
que como ciudadanos pertenecientes a una nación se deben cumplir para
salvaguardar la propia dignidad y la de los demás seres humanos, dignidad que
debe estar ubicada primero que los deseos.
Lamentablemente, este prototipo de hombre político se ha
distorsionado, debido a que la sociedad misma se ha encargado de corromper su
capacidad de pensar en el bien colectivo, con materialismo y pérdida del
sentido de la moral, creando o eligiendo líderes que no tienen las capacidades
necesarias para ejercer como tales, sino personas sedientas de poder y
reconocimiento. No es extraña la pérdida de fe del pueblo en los gobiernos
porque con el tiempo y el daño que se hace a la sociedad, diariamente se
construyen únicamente medios propicios para la corrupción y el engaño.
Si alguien se pone en la tarea de hallar un punto medio entre
todas las posturas ya dichas se llega a la conclusión de que lamentablemente
éstas han perdido su verdadero sentido con el pasar de los años y en la
actualidad es muy común percibir diferentes hechos que van tergiversando el
verdadero significado del gobierno y la política, como la mala administración y
la corrupción de las personas que desempeñan altos cargos en el estado, ellos
en gran parte se han encargado de buscar su bien personal y lucrarse en vez de
preocuparse por el bien común y como resultado del mal manejo del poder,
nuestra idea de política se confunde con la de politiquería. Este es un mal
observable alrededor del mundo y ligado a ello se constata que los habitantes
padecen de modo creciente de una deficiente calidad de vida, en la cual se
violan gran cantidad de derechos humanos. Es posible que por esto no sea común
la percepción de que un país tercermundista progrese, y también de que los
ciudadanos de esos países no crean que exista la posibilidad de salir adelante.
Se puede considerar entonces que los jóvenes tienen una gran
responsabilidad, pues son el futuro gobierno de su país, deben ser líderes que
ante todo tengan sentido de pertenencia por su nación para que así hagan
respetar sus tierras, su cultura, sus derechos, sus recursos naturales pues son
la única herencia que se puede dejar para permitir la continuidad de la
existencia humana, deben amar lo que hacen y en especial a sus conciudadanos.
Según el pensamiento de Russell: “ Cuando me permito esperar que el mundo
saldrá de sus problemas actuales y que algún día aprenderá a entregar la
dirección de sus asuntos, no a crueles titiriteros, sino a hombres que posean
sabiduría y valor, tengo ante mí una visión luminosa: un mundo donde nadie pase
hambre, donde haya pocos enfermos, donde el trabajo sea agradable y no
excesivo, donde sea corriente un sentimiento bondadoso y donde las mentes
liberadas del temor creen placeres para los ojos, los oídos y el corazón”
(Russel, 1984).
Un buen o mal gobierno hace la diferencia en la vida de un
país ejemplo de esto es Brasil que gracias a la gestión que comenzó su anterior
presidente, Lula da Silva, actualmente goza de una mejor economía y un mayor
bienestar, caso contrario lo que le ha sucedido a España, dado que siendo una
potencia mundial, en la actualidad vive momentos de crisis con una tasa alta de
desempleo y el producto interno bruto muy bajo.
Es necesario comprender que está en las manos de los
gobernantes dirigir o manipular los destinos de sus pueblos; que las opiniones
valen y es el deber de los ciudadanos hacerlas valer siempre, sobre todo cuando
éstas estén verdaderamente fundamentadas y beneficien a todos equitativamente;
teniendo como mayor impacto un cambio de mentalidad que impulse al crecimiento
de toda índole.
Bibliografía
Nozick, R. (10 de 01 de 2012). Libera Literario. Recuperado
el 13 de 07 de 2012, de Libera Literario:
www.liberallibertario.org/.../129-robert-nozick-anarquia-es... - Argentina
Ospina, W. (1994). Es tarde para el hombre. En W. Ospina, Es
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Papineau, D. (-). Guia iñustrada para comprender y usar la
filosofía hoy en día. -: -.
Platón. (Desconocido). La República - Libro VII .
Rosseau, J. (2004). Contrato social. Barcelona:
Virtual.
Russel, B. (1984). Sociedad humana: ética y política. En B.
Russel, Sociedad humana: ética y política (pág. 251). Cátedra.
Savater, F. (12 de 01 de 2006). DREC. Recuperado el 13
de 07 de 2012, de DREC:
http://www.drec.gob.pe/pdf/ciivico_valores/fernando_politica_para_amador.pdf
Smith,
A. (2001). Riqueza de las naciones. En A. Smith, Riqueza de las naciones (pág.
192). New York: Longseller.
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